De todos es sabido que el campesinado tiende al conservadurismo -por el temor a la escasez- impidiendo que se introdujeran cambios en los cultivos y, en consecuencia, y salvo Inglaterra y Holanda, hay una tendencia enorme al monocultivo en agricultura extensiva. Por este conservadurismo y cerrojo al cambio, la economía está tremendamente ligada a la climatología, y el más mínimo cambio puede desatar una crisis económica.
El desequilibrio con respecto a la ganadería, donde el animal se utilizaba como proporcionador de productos secundarios (como la leche o la lana) y como fuerza motora, se rompió en el siglo XVI. A lo largo de la Edad Moderna y sobre todo desde el XVI y XVII la cañada ganadera disminuyó considerablemente en toda Europa, pero esto tiene una explicación: el crecimiento demográfico del siglo XVI demandaba extender las áreas destinadas a la agricultura, pero no se aumentó el espacio destinado a la ganadería pues es menos rentable -en términos alimenticios- que el cultivo.
El desarrollo tecnológico era escaso y prácticamente tuvo que reducirse al abono de las tierras con excrementos de animales. La única innovación respecto a lo conocido anteriormente es la sustitución progresiva de la mula sobre el buey, pero aunque son más rápidas y baratas de mantener no se reproducen y tienen menos fuerza de tiro, por lo que su arado es más superficial y provoca que la tierra se agote antes de lo previsto.
El cereal fue aumentando de precio en época de la gran inflación y se cultiva -buscando el máximo beneficio- aún más, pero provocó el descontento del pueblo. La polarización en torno al cereal hizo que se complicara el cultivo alternativo como el viñedo o las leguminosas. Así mismo tampoco se introdujeron cultivos de rotación, como el sistema de año y medio (la mitad de la parcela se cultivaba y la otra se dejaba en barbecho: una producción al 50%) o el sistema Norfolk o de tres Hojas.
La propiedad de la tierra se concentra progresivamente durante el Antiguo Régimen. Su evolución es importante, y se puede resumir en una palabra: privatización, adquiriendo una mayor importancia la propiedad privada que la comunal. En Castilla la tierra se dividía en bienes del común y bienes propios, siendo los primeros para los vecinos, quienes tendrían derecho a llevar su pequeño rebaño a pastar a un bosque para conseguir leña, y los segundos tendrían la característica de que deben ser arrendados, es decir, un pago por usuarlo. Ambos son públicos, del municipio, pero pronto y con la inflación, los ayuntamientos se dieron cuenta que deberían anexionar los territorios del común. Sin embargo los bienes públicos propios van consiguiendo convertirse en privados precisamente por lo mismo que los anteriores. El poder local en Castilla va a ser de más difícil acceso y controlará mayor parte de donde gobernaba, aunque también podía ser la respuesta a rentabilizar las compras de cargos.
A grandes rasgos y en conclusión, la agricultura moderna se caracteriza por:
1.- Limitación física del cultivo
2.- Polarización al cereal
3.- Escaso desarrollo técnico
4.- Expansión correlacionada con la demografía
Van a existir elementos especulativos: se vendía cuando valiera más, por lo que primero había hambre (no había cereal en el mercado y llegaba a la semana pero a mayor precio. La propiedad podía ser jurisdiccional (derechos que podía tener un señor sobre sus vasallos, como el realengo) o eminente (al uso del mismo, lo cual otorgaba una serie de derechos)
2 comentarios:
¿Quién ha subido los links que aparecen al principio del blog? Complentan magníficamente el material que vamos viendo en clase.
Esta entrada sobre la agricultura adolece, quizás, de bibliografía complementaria.
Un saludo,
Hola Buenas Noches
He sido yo. Es parte del material que he utilizado para hacer el blog. También para el trabajo de Inglaterra. Voy a colgar otros enlaces de interés.
Un saludo.
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