1. La herencia medieval
Las teorías económicas modernas resultan incomprensibles si no tenemos en cuenta la gran influencia que ejerce sobre ellas el pensamiento medieval cristiano. Este se había ido formando a través de dos fórmulas: por un lado el derecho romano y por otro la tradición judía. El derecho romano había sido una herramienta vigente durante los siglos medievales, pero va a ser a partir del siglo XIII cuando este experimente un verdadero renacimiento gracias a la oposición del mismo a la tradición germana. Este renacer del derecho romano hay que vincularlo con el fortalecimiento de la autoridad real y el asentamiento de la propiedad privada.
A continuación vamos a ver dos autores considerados como "clave" para comprender el pensamiento económico del medievo.
El primero de ellos es Santo Tomás de Aquino, considerado como uno de los principales teólogos de la Edad Media. Dentro de su obra podemos encontrar algunas reflexiones sobre aspectos económicos. Por ejemplo en su obra Summa Teológica aparecen reflexiones sobre el fraude cometido en las operaciones de compra-venta desde un punto de vista moral y teológico.
Santo Tomás va a reflexionar acerca de los cambios económicos que se estaban produciendo en su época como la aparición de cofradías mercantiles en el siglo XIII. También percibe la existencia de ciertos fenómenos primitivos en el mercado. Además observa el problema que se plantea con el monopolio que practican los gremios. Estos controlaban todo el proceso de producción y comercialización. Santo Tomás llega a la conclusión de que aquellos productos cuyos precios están vinculados al monopolio gremial son más altos que los que no lo están. Es a partir de esto sobre lo que elabora su teoría sobre el "Precio Justo", en la que concluirá que un precio superior al justo era pecado, mientras que el precio justo se consideraba con una virtud. Santo Tomás, aunque percibió dicho fenómeno, no elaboró sin embargo ninguna teoría en la que se estableciese el precio justo, debido en gran parte a que no concibió el salario como parte de ese precio justo y su lógica venía dada por la necesidad de conservar el orden social vigente.
Otra de las cuestiones que aborda en esta obra es la de los intereses y la usura, en los cuales veía fines perversos. Además señala que estos debían estar penados por la justicia civil, como ya lo hacía la justicia religiosa. Considera que el cobro de intereses,, además de ser un pecado, se incurría en el delito de usura. Para Santo Tomás el beneficio estaba condenado y por ello quien obtenía beneficios era un pecador.
Vemos pues que se trata de una religión que no buscaba los fines del capitalismo en un momento en el que precisamente estos empezaban a adquirir más fuerza. Esto dio lugar a un proceso de adaptación que culminó en el siglo XVII con la introducción del concepto del "lucro cesante", por el cual un prestamista tendría derecho a una compensación económica por el dinero que había prestado, ya que este se veía imposibilitado de invertir ese dinero en otras actividades económicas durante este periodo de tiempo. Este proceso de adaptación sin embargo tuvo muchos detractores, es por ello que su conformidad con él dependa del autor. La aceptación de el beneficio total no se dará hasta finales de la Edad Moderna.
Las teorías económicas modernas resultan incomprensibles si no tenemos en cuenta la gran influencia que ejerce sobre ellas el pensamiento medieval cristiano. Este se había ido formando a través de dos fórmulas: por un lado el derecho romano y por otro la tradición judía. El derecho romano había sido una herramienta vigente durante los siglos medievales, pero va a ser a partir del siglo XIII cuando este experimente un verdadero renacimiento gracias a la oposición del mismo a la tradición germana. Este renacer del derecho romano hay que vincularlo con el fortalecimiento de la autoridad real y el asentamiento de la propiedad privada.
A continuación vamos a ver dos autores considerados como "clave" para comprender el pensamiento económico del medievo.
El primero de ellos es Santo Tomás de Aquino, considerado como uno de los principales teólogos de la Edad Media. Dentro de su obra podemos encontrar algunas reflexiones sobre aspectos económicos. Por ejemplo en su obra Summa Teológica aparecen reflexiones sobre el fraude cometido en las operaciones de compra-venta desde un punto de vista moral y teológico.
Santo Tomás va a reflexionar acerca de los cambios económicos que se estaban produciendo en su época como la aparición de cofradías mercantiles en el siglo XIII. También percibe la existencia de ciertos fenómenos primitivos en el mercado. Además observa el problema que se plantea con el monopolio que practican los gremios. Estos controlaban todo el proceso de producción y comercialización. Santo Tomás llega a la conclusión de que aquellos productos cuyos precios están vinculados al monopolio gremial son más altos que los que no lo están. Es a partir de esto sobre lo que elabora su teoría sobre el "Precio Justo", en la que concluirá que un precio superior al justo era pecado, mientras que el precio justo se consideraba con una virtud. Santo Tomás, aunque percibió dicho fenómeno, no elaboró sin embargo ninguna teoría en la que se estableciese el precio justo, debido en gran parte a que no concibió el salario como parte de ese precio justo y su lógica venía dada por la necesidad de conservar el orden social vigente.
Otra de las cuestiones que aborda en esta obra es la de los intereses y la usura, en los cuales veía fines perversos. Además señala que estos debían estar penados por la justicia civil, como ya lo hacía la justicia religiosa. Considera que el cobro de intereses,, además de ser un pecado, se incurría en el delito de usura. Para Santo Tomás el beneficio estaba condenado y por ello quien obtenía beneficios era un pecador.
Vemos pues que se trata de una religión que no buscaba los fines del capitalismo en un momento en el que precisamente estos empezaban a adquirir más fuerza. Esto dio lugar a un proceso de adaptación que culminó en el siglo XVII con la introducción del concepto del "lucro cesante", por el cual un prestamista tendría derecho a una compensación económica por el dinero que había prestado, ya que este se veía imposibilitado de invertir ese dinero en otras actividades económicas durante este periodo de tiempo. Este proceso de adaptación sin embargo tuvo muchos detractores, es por ello que su conformidad con él dependa del autor. La aceptación de el beneficio total no se dará hasta finales de la Edad Moderna.
Nicolás de Oresme es la segunda figura de la que vamos a tratar. Oresme fue un pensador francés que plantea reflexiones económicas centrándose especialmente en el comercio y la moneda. Es uno de los primeros monetaristas de la Historia. Con su doctrina pretende asentar al rey en materia económica.
Sobre estos preceptos Oresme nos habla de cual debe ser la actitud del príncipe ante el comercio. El soberano no debe oponerse al comercio, sino favorecerlo para generar riqueza, aumentar la felicidad de sus súbditos y al mismo tiempo engordar sus arcas. Hay que tener en cuanta que Oresme escribe durante la Guerra de los 100 años, en una época en que la posición de a monarquía era débil y beligerante.
En relación a la moneda Oresme dice que el monarca ha de defenderla. En el Antiguo Régimen las monedas tenían un valor intrínseco, que viene dado por el material en que la moneda esta acuñada y por el peso, y un valor facial o nominal, que es el valor que se le asignaba. Para Oresme una de las funciones del rey era la de fijar el valor facial. Si la moneda tenía un valor facial de 10 el valor intrínseco debía ser algo menor, pues la diferencia le correspondía al rey en pago a los gastos de acuñación (premio de acuñación). Para Oresme tanto el rey como los parlamentos debían garantizar la estabilidad de la moneda.
Oresme va a establecer tres malos usos de la moneda: el cambio , custodia y tráfico monetario. Consideró perjudicial en este sentido la usura. Uno de los delitos más graves era la manipulación de la moneda, por ello nadie que la alterase podía quedar impune.
Para Oresme la clave estaba en la moneda controlada por el rey, la cual nadie pudiese alterar, pues esta, en términos políticos, era la consustanciación del rey.
2. El mercantilismo
Mercantilismo es el conjunto de escritos económicos junto a la práctica económica que se da en Europa a mediados del siglo XVI y en las décadas centrales del XVII. Posee dos ámbitos de estudio: la realidad económica y la teoría y el ámbito intelectual.
La característica básica del mercantilismo es el intervencionismo, la presencia constante de la monarquía, la acumulación de moneda, el autoabastecimiento, el medir la riqueza de un país en función del material precioso acumulado, etc. La presencia del rey en la economía según los mercantilistas ha de ser constante. esta "omnipresencia" del rey hay que entenderla dentro de un proceso de fortalecimiento del poder real. El intervencionismo se desarrolla a partir de una legislación reguladora con dos objetivos: aumentar la riqueza del rey y asentar el poder tanto social como económico de las élites.
Este fortalecimiento de la autoridad no implica una pérdida de poder por parte de la nobleza puesto que el poder de estos también se ve aumentado. El poder de los nobles se vio reestructurado cambiando el concepto feudal de poder local por uno cortesano e instrumental. Gracias a esto se comenzaron a tejer una serie de redes de relaciones clientelares en torno al rey, representante del poder absoluto.
Rubén Madrid Fernández
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